domingo, 6 de enero de 2013

54.- VIA LUCIS (CAMINO DE LA LUZ)

PRÓLOGO

Nace este Vía Lucis con la idea de contribuir a que los creyentes en Jesús de Nazaret cultivemos más cada día la espiritualidad pascual.
Son catorce encuentros-reflexión sobre otros tantos pasajes de la Sagrada Escritura, relacionados con la Pascua de Resurrección.
La Luz de Cristo, representado en el Cirio Pascual, preside, ilumina y envuelve todo el recorrido.
El Vía Lucis es apto para todo el que quiera reflexionar sobre el significado de la resurrección de Jesús.  
Conocer la luz lleva al deseo de vivir en ella. Es la luz de Cristo la que, desgarrando las tinieblas de la mente y del corazón, produce la vida, la armonía y la seguridad verdaderas, enriquecidas por una fe profunda, una esperanza cierta y un amor sin límites.
Vivir en la luz es encontrar la alegría y el gozo de los hijos de Dios. La vida está plagada de inquietudes, dolores y sufrimientos; guiados por la luz sabremos encontrar el sentido a “nuestro particular Viernes Santo” y llegar a la alegría de la Resurrección.

 MONICION DE ENTRADA: Celebrar el Vía crucis o camino de la cruz es una devoción secular. Hoy vamos a recorrer el Vía Lucis o camino de la Luz, que es su continuación, pues empieza donde aquél termina.Jesús Resucitado hizo su Vía Lucis y los creyentes en Él queremos que su luz guíe nuestras vidas hacia la casa del Padre. Es un camino de resurrección, de luz y de esperanza.

               1er. ENCUENTRO: Los guardias de Pilato custodian el cuerpo de Jesús.

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Mateo 27, 65-66:Díjoles Pilato: Ahí tenéis la guardia; id y guardadlo como vosotros sabéis. Ellos fueron y pusieron guardia al sepulcro, después de haber sellado la piedra”.      

REFLEXION: 
Jesús Ha muerto en la cruz. José de Arimatea tomó el cuerpo, lo depositó en el sepulcro y giró la puerta de la entrada, dejándolo cerrado. Pero la maldad no duerme. Los fariseos quieren asegurarse de que todo ha terminado. Ponen guardias para que los discípulos no puedan robar el cuerpo y decir que ha resucitado.
¡Insensatos fariseos y príncipes de los sacerdotes! ¿Cómo unos discípulos aterrados e miedo pueden robar el cuerpo de Jesús?
De nada servirán los guardias ante el poder de Dios, que se va a manifestar.
El peor ciego es el que no quiere ver. La mala voluntad impide la visión objetiva de los acontecimientos. Es la fe la luz que ilumina a las conciencias de buena voluntad.
¡Cuántas veces lo que parece obscuro a la inteligencia humana es claro y transparente a la luz de la fe!

Oración: Señor Jesús, muerto y sepultado, haznos comprender que, para resucitar a tu luz, hemos de enterrar el orgullo y poner en Ti nuestra plena confianza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

                      2º ENCUENTRO: El sepulcro de Jesús aparece vacío.

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Lucas,24, 1-6. “El primer día de la semana, muy de mañana, María Magdalena, Juana, María de Santiago y las demás que estaban con ellas, vinieron al sepulcro, trayendo los aromas que habían preparado y encontraron removida la piedra y, entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando perplejas, se les presentaron dos hombres con vestidos deslumbrantes... y les dijeron:¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí; ha resucitado”.

REFLEXION: La generosidad de las mujeres es recompensada con el primer anuncio de la resurrección. ¡Jesús vive! ¡Jesús ha resucitado! Cristo vive, resucitado y glorioso; y vivirá para siempre, llenando de sentido y plenitud el dolor y el sufrimiento humanos. Ni el dolor ni el sufrimiento destruyen al hombre, sí lo hace no encontrar su sentido. No es el dolor aceptable por sí mismo, ni la enfermedad, ni la muerte; sólo cuando estas realidades se llenan de sentido conducen a la vida. El Viernes Santo es la antesala del Domingo de Resurrección.

Oración: Señor Jesús, ¡cuántas veces te hemos buscado como si estuvieses muerto! ¡Cuántas hemos olvidado que vives! Haznos comprender que estás en la vida, que es en la vida donde te manifiestas. Tú que has vencido a la muerte y vives para siempre, en unidad con el Padre y el Espíritu Santo. Amén.

     3er. ENCUENTRO: María Magdalena, mensajera de la resurrección de Jesús

                                        Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Marcos 16, 9.11: “Resucitado Jesús, la mañana del primer día de la semana se apareció primero a María Magdalena. Ella fue quien lo anunció a los que habían vivido con Él, que estaban sumidos en la tristeza y el llanto; pero, oyendo que vivía y que había sido visto por ella, no la creyeron”.

REFLEXION: María Magdalena recibió grandes beneficios del Señor y le correspondió con un amor sincero y profundo.; fue una de las que le seguían y proveían con sus bienes a sus necesidades materiales. Las otras mujeres se volvieron a sus casas, ella se quedó junto al sepulcro, fuera, llorando. Nunca sabremos qué le retuvo, si fue el profundo dolor o el profundo amor, o ambas cosas. Obtuvo como recompensa una sola palabra: ¡MARIA! Ella recoció la voz y sólo pudo decir: “Rabboni! ¡Maestro! Desaparecieron las sombras, las tristezas y las dudas; quedó la íntima alegría del encuentro. La luz volvió a brillar en sus ojos.

Oración: Señor Jesús, vivimos en un mundo atenazado por el desencanto, la duda y la falta de fe. Enciende en nuestros corazones el fuego de tu amor; cambia la tristeza en alegría y la duda en confianza. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

           4º ENCUENTRO: El anuncio a los príncipes de los sacerdotes

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya

Del Evangelio de San Mateo 28, 11-13:Algunos de los guardias vinieron a la ciudad y comunicaron a los príncipes de los sacerdotes lo sucedido. Reunidos éstos en consejo con los ancianos, tomaron bastante dinero y se lo dieron a los soldados, diciéndoles: Decid que, viniendo los discípulos de noche, le robaron mientras nosotros dormíamos”.

REFLEXION: Una mentira lleva a otra mentira; un mal conduce a otro mal. Noble hubiera sido que los príncipes de los sacerdotes, ante el testimonio de los soldados, hubiesen reconocido el error de haber condenado a un inocente; pero no, cayeron en otro error: comprar testigos falsos.
No comprendieron que su falsedad quedaba manifiesta, porque, ¿cómo unos soldados dormidos podían ver que los discípulos robaban el cuerpo del Señor?
La sinceridad es una gran virtud. La persona sincera, aunque no siempre sea comprendida, siempre es respetada. Decir siempre la verdad, toda la verdad, podrá, a veces, ser arriesgado, pero es un buen ejercicio de honradez.

Oración: Señor Jesús, Tú eres la verdad, en Ti la mentira no tiene lugar; haznos amantes de la verdad, de la sinceridad,  del sí o el no, sin engañarnos ni tratar de engañar a los demás. Que nada ni nadie nos aparte de la luz de la verdad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

            5º ENCUENTRO: Jesús se aparece a los discípulos de Emaús

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya,

Del Evangelio de San Lucas 24, 13.15-16,27.30: “Dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús. Jesús se  acercó e iba con ellos, pero sus ojos no podían reconocerle...les fue declarando cuanto a Él se refería en todas las Escrituras. Se acercaron a la aldea y Él fingió seguir  adelante. Le rogaron diciendo: Quédate con nosotros, pues ya anochece. Sentados a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Se les abrieron los ojos y le reconocieron. Él desapareció de su presencia”.

REFLEXIÓN: No podían reconocerle, porque los ojos de carne no pueden percibir las realidades espirituales. Durante el camino les explicó las Escrituras y quedaron tan cautivados que le invitaron a pasar la noche con ellos. Ojalá que la lectura, la meditación o la explicación de la Escritura produzcan en nosotros el mismo efecto e invitemos al Señor a quedarse a nuestro lado. Ojalá que Él abra los ojos de nuestra fe y le reconozcamos, sea cualquiera el ropaje o el color con que se vista. Ellos le reconocieron al partir el pan. Muchos de nuestros semejantes necesitan que compartamos con ellos nuestra vida, nuestro tiempo y nuestros bienes materiales. Nosotros lo necesitamos para que nuestra fe sea creíble ante los demás y para vivir el mandamiento del amor, que es compartir.

Oración: Señor Jesús, estás cerca de nosotros y no te reconocemos. Aumenta nuestra fe, abre nuestro corazón para que te descubramos en las personas y en los acontecimientos. Haznos generosos para compartir con todos lo que somos y lo que tenemos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos, Amén

 6º ENCUENTRO: Jesús se aparece a los discípulos

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Juan, 20, 26-29: “Puesto en medio de ellos, dijo: La paz sea con vosotros. Luego dijo a Tomás: Alarga acá tu dedo, mira mis manos y tiende tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino fiel. Respondió Tomás: Señor mío y Dios mío. Jesús le dijo: Porque me has visto has creído; dichosos los que sin ver creyeron”.

REFLEXION: Jesús se había aparecido ante los discípulos en ausencia de Tomás, y éste no los creyó. Ahora sí está Tomás y entre ambos se produce un diálogo entrañable, mitad reproche amoroso y mitad profesión de fe. Tomás se rinde a la evidencia, postra su espíritu y proclama: Señor mío y Dios mío. Tomás reconoce a Jesús por sus llagas; y por la fe le proclama su Señor y su Dios. Jesús Resucitado no es sólo el Maestro que predicó por tierras de Judea y Galilea; Jesús Resucitado es el Señor. Jesús, uno más entre los nacidos de mujer e igual a ellos, excepto en el pecado, es exaltado por Dios en la resurrección y le es dado “un nombre sobre todo nombre”, irradiando la divinidad sobre su humanidad glorificada.  

Oración: Señor Jesús, no hemos metido la mano en la llaga de tu costado; pero hemos recibido el don gratuito de la fe que nos hace proclamarte Señor y Dios nuestro. Te domas gracias por don tan inefable y te rogamos lo acrecientes cada día. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 7º ENCUENTRO: La triple confesión de Pedro

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Lucas 21, 17: “ Por tercera vez le dijo: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntase: ¿me amas? Y le dijo: Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo. Díjole Jesús: Apacienta mis ovejas”.

REFLEXIÓN: Jesús se apareció por tercera vez a sus discípulos en las orillas del lago Tiberiades. Después de comer con ellos, tuvo lugar la triple confesión de Pedro. En otra ocasión, le había negado tres veces; ahora Jesús le rehabilita, dándole la oportunidad de confesar por tres veces que le ama. Jesús no sólo le perdona sino que, también por tres veces, le encomienda el gobierno de su Iglesia.
Pedro, investido Pastor supremo de la Iglesia, debe profesar un mayor amor, pues su cargo no es una dignidad humana sino un servicio a los hermanos. Sólo el que ama más, entrega, día a día, su vida en servicio a los demás. Amor y servicio son inseparables.

Oración: Señor Jesús, como Pedro, muchas veces hemos dicho, con obras y palabras, que no te conocíamos. En nuestro actuar cotidiano, algunas veces, nos falta la valentía para proclamar que somos cristianos.
Acepta nuestra confesión de amor y haz que se traduzca en servicio a los hermanos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 8º ENCUENTRO: La ascensión de Jesús al cielo

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

De los Hechos de los Apóstoles 1, 9-11: “Jesús fue arrebatado a la vista de los apóstoles y una nube le sustrajo a sus ojos. Mientras miraban al cielo, dos varones con hábitos blancos, les dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Ese Jesús que ha sido arrebatado de entre vosotros al cielo, vendrá como le habéis visto ir”.

REFLEXION: La tierra es la residencia de los hombres, el cielo la morada de Dios.  Jesús, antes de vivir en la tierra, estaba junto al Padre, como Hijo, Palabra y Sabiduría. Con su ascensión regresó junto al Padre para enviar a su Espíritu, quien le debe reemplazar ante sus discípulos. La ascensión es el tiempo completo de Jesús, su total glorificación; permanecerá allí, oculto a los hombres, en espera de su última manifestación, al fin de los tiempos. Resurrección y Ascensión son siembra de esperanza. Jesús fue el primero, los que creemos en Él le seguiremos. 

Oración: Señor Jesús, triunfante de la muerte, resucitado y ascendido a los cielos, concédenos que nunca nos falte la esperanza y que nuestro afán por las cosas de esta vida terrena no impida que busquemos, especialmente, las celestiales. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

 9º ENCUENTRO: La oración de María y los discípulos

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

De los Hechos de los Apóstoles 1, 14: ”Los discípulos volvieron del monte Olivete a Jerusalén. Todos perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús y con los hermanos de éste”.

REFLEXION: En pocos días han sucedido muchas cosas. Los discípulos han pasado por el miedo, el desconcierto, la incredulidad, la alegría del reencuentro, la promesa del Espíritu y la despedida en la Ascensión. Demasiadas emociones para personas tan sencillas. Necesitan sosegar su espíritu y todos, con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús, hacen oración. Los hijos se reúnen alrededor de la madre, recordando a Jesús e invocando al Padre. Oración comunitaria del primer núcleo del Pueblo de Dios. María, la mujer fuerte, la mujer que vive de la fe, la que nunca dudó, la que guardó todo en el silencio de su corazón, ahora lo comparte, orando con los amigos de su hijo. Compartir la experiencia de la fe es dar a los demás la oportunidad de acrecentarla.

Oración: María, Madre de Jesús y Madre nuestra, reúnenos en torno tuyo para orar; enséñanos cómo abrirnos al Espíritu, para que, viviendo de fe, amemos más y mejor a Jesús, que vive junto al Padre en unidad con el Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

 10º ENCUENTRO: La venidas del Espíritu Santo

T e adoramos, oh Cristo en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

De los Hechos de los Apóstoles 2, 1-4: “Al cumplirse el día de Pentecostés, estando todos juntos, se produjo un ruido proveniente del cielo, como el de un viento impetuoso. Aparecieron lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del Espíritu Santo”.

REFLEXION: Jesús ha entrado en la gloria y, cumpliendo su promesa, envía su Espíritu, para que guíe a los creyentes en Él hacia la verdad completa. El Espíritu es el huésped del alma creyente. La fe en Jesús y el amor a Dios construyen, por influjo del Espíritu, los templos vivos de Dios.                   La presencia personal del Espíritu en los creyentes es el don por excelencia de Dios, de él proceden gratuitamente todos los demás dones y carismas con que enriquece y edifica al Pueblo de Dios.      El Espíritu Santo es el gran desconocido, incluyo para los creyentes y, sin embargo, todo lo que hay de bueno en el corazón humano procede o está inspirado por Él. Es el Espíritu quien imprime en el hombre la imagen de Dios. Dios se hace presente en el hombre a través de Jesucristo, en el Espíritu. El ser humano está llamado a la comunión con Dios y es el Espíritu quien hace esta comunión.

Oración: Señor Jesús, danos tu Espíritu, que renueve nuestras actitudes, nos reconcilie uso con otros y nos enseñe a vivir en armonía y comunión; que dé fortaleza a nuestra debilidad y, viviendo en su presencia, alabemos al Padre y a Ti, su Hijo, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 11º ENCUENTRO: Cristo, Luz del mundo

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Juan 8, 12: “Les habló Jesús diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida”.

REFLEXION: Cuando, siendo niño, fue presentado Jesús en el templo, Simeón dijo de Él que “es la luz que iluminará a las naciones”. También el profeta Isaías había profetizado: “El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz.” Estas profecías se cumplen con la predicación de Jesús. Por sus obras y palabras, Jesús se revela como la luz del mundo, luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. La luz de Jesús dimana de lo que Él es en sí mismo; en Él está la vida y la vida es la luz de los hombres. La luz luce en las tinieblas; pero éstas no siempre la acogen; los hombres, a veces, amamos más las tinieblas que la luz porque nuestras obras son malas. Todo el que obra el mal aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.


Oración: Señor Jesús, Luz de Luz, ilumina nuestra mente y nuestro corazón para que, dejando toda falsedad y tinieblas, busquemos con ahínco la luz de la verdad y, una vez encontrada, caminemos en ella. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 12º ENCUENTRO: Los cristianos hijos de la Luz

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

Del Evangelio de San Juan 3, 21: “El que obra la verdad viene a la luz para que sus obras sean manifiestas, pues están hechas en Dios”.

REFLEXION: En la antítesis entre la luz y las tinieblas queda plasmada la esfera del bien y de la justicia contra la esfera del mal y de la impiedad. El ser humano debe escoger un camino para su vida: hijo de la luz o hijo de las tinieblas. El que camina en tinieblas no sabe por dónde va (Jn 12, 35) y sus obras son malas; los que obran en la verdad vienen a la luz, sus obras son buenas y justas, propias de los hijos de Dios y, al verlas, todas alaban al Padre que está en los cielos.                         Dios nos llamó de las tinieblas a su luz admirable (1 Pe 1, 9), para que compartamos la herencia de los santos en la luz (Col 1, 12). En otro tiempo éramos tinieblas, ahora somos luz en el Señor. Vivamos como hijos de la luz (Ef 5, 8)

Oración: Señor Jesús, Tú eres luz y en Ti no hay tinieblas; concédenos vivir como hijos de la luz para estar en comunión contigo; para que, siendo portadores de tu luz, sepamos irradiarla entre los hombres que nos rodean y hagamos posible un mundo más fraterno y más justo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

13º ENCUENTRO: El amor fraterno, criterio de Luz

Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

De la Primera Carta de San Juan 2, 7-10: “El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, ése aún está en las tinieblas. El que ama a su hermano está en la luz”.

REFLEXION: El amor de Dios y el del prójimo son inseparables, no existe el uno sin el otro.“Si alguno dijere: Amo a Dios, pero aborrece a su hermano, miente. El que no ama a su hermano, al que ve, ¿cómo amará a Dios, al que no ve?” (1 Jn 4,20) El amor es un don que el Espíritu ha derramado en nuestros corazones, viene de Dios y a Dios retorna, porque lo que hacemos a cualquiera de nuestros semejantes, a Dios se lo hacemos. El amor fraterno no admite barreras y su perfección está en no tener límites. Siempre se puede amar más y mejor.                                                                     El amor fraterno debe ser la actividad esencial de los seguidores de Jesús; por él seremos juzgados. Ved cómo se aman, decían los gentiles, al observar la conducta de los primeros cristianos.  El amor de Dios nos pone en comunión directa con Él, el amor fraterno nos da la comunión con Dios a través de la comunión con los hermanos. Comunión, común unión, unión de unos con otros, expresada en las obras de cada día. Comunión, reverbero de la luz de Cristo.

Oración: Señor Jesús, Tú nos diste el mandamiento nuevo: Amaos unos a otros como yo os he amado; concédenos el don del amor y dar testimonio de él en nuestro ambiente diario. Tú que vives y reinas por los siglos de  los siglos. Amén.

14º ENCUENTRO: La resurrección final encuentro con la Luz


Te adoramos, oh Cristo, en tu gloriosa resurrección, aleluya.
Damos gracias al Padre y al Espíritu, aleluya.

De la carta a los Efesios 5, 14: “!Despierta, tú que duermes! Levántate de entre los muertos y Cristo te iluminará”.

REFLEXION: La resurrección de Jesús resuelve el problema de la salvación, tal como se nos plantea a cada uno de nosotros. Es la base de nuestra esperanza; porque El ha resucitado de entre los muertos como primicia de los que duermen (1 Cor 15, 20). Quien resucitó al Señor Jesús, también con Jesús nos resucitará a nosotros (2 Cor 4, 14).  Esta certeza fundamental rige toda la existencia cristiana.  El creyente en Jesús es un hombre nuevo; nacido por el bautismo y la conversión personal, ha resucitado en su espíritu.  El creyente en Jesús ha recibido la luz y, por tanto, debe vivir en la luz y, como hijo de la luz, debe buscar las cosas de arriba y no enterrar su corazón en las terrenas que  deben ser como la alforja del peregrino: necesarias para usarlas en el camino. Llegados a la meta, seremos juzgados sobre el amor, sobre la luz que hayamos puesto en nuestras vidas y, si conservamos la luz encendida, pasaremos a la luz imperecedera de Dios y oiremos: Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino.

Oración: Señor Jesús, Juez universal al final de los tiempos, haznos proceder de modo que, conservando encendidas nuestras lámparas, por tu inmensa bondad y misericordia, nos contemos entre los benditos de tu Padre. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

MONICION FINAL: Hemos hecho el Vía Lucis acompañando a Jesús desde el sepulcro hasta su segunda venida. El Cirio Pascual, la Luz de Cristo, ha guiado nuestros pasos, en síntesis meditativa de lo que debe ser la vida cristiana: Muerte, Resurrección y Vida permanente en la Luz de Dios. Que esta Luz nos acompañe siempre. Amén.
Ver Historia del Vía Lucis.                                    http://cosassobremiiglesiacatolica.blogspot.com.es/2014/03/108-historia-del-via-lucis-camino-de-la.html
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